Los reflejos se superponen. Es por eso que el tratamiento determina zonas a tratar de acuerdo a los desequilibrios que sienta el paciente y que se vean en los pies.
El terapeuta trabaja 20 minutos en cada pie y varía el tiempo en funcion de la edad del pasciente.
El resto del tiempo se emplea para el intercambio con el paciente en lo que respecta a las reacciones y cambios que pueda haber experimentado entre sesiones.
Es un tratamiento preventivo y no hace falta estar enfermo para buscar el equilibrio del cuerpo. Las personas que inician un tratamiento por alguna patología puntual después lo continúan porque los resultados sorprendentes hacen que se sientan mejor y conociendo más su cuerpo, tomando conciencia de sus recursos para avanzar preservando así su salud.
El paciente experimenta entre sesiones una limpieza en su organismo, expresada en los siguientes aspectos:
Cambio en el estado de ánimo: Pueden aflorar sentimientos y emociones que estuvieron tapados. Es importante en este caso no intentar dar una explicación a lo que aflora, sino entenderlo como limpieza o depuración de emociones bloqueadas.
Mayor actividad onírica: Más cantidad de sueños, con mayor sensación de vivencia y posibilidad de recordarlos. Esto habla de un mayor contacto con el inconsciente.
Cambios en los pies: Pueden presentar variaciones de color, olor, humedad, textura, temperatura y flexibilidad.
Algunas de las patologías más frecuentemente tratadas: